Con el paso de los años y de muchas asignaturas me he dado cuenta de que quería especializarme en el área de la psicología evolutiva y educativa. Así que, cuando terminé la carrera, me fui a Madrid a estudiar un Máster sobre Atención Temprana, trastornos del desarrollo infantil y dificultades de aprendizaje, y supe que mi decisión era la acertada y que quería focalizar mi trabajo en ello.

Poco a poco fui empezando a ejercer como psicóloga infanto-juvenil desde el año 2018 en diferentes gabinetes psicoeducativos y he continuado formándome en temas como autismo, psicomotricidad infantil, psicología sanitaria, masaje infantil, déficit atencional e hiperactividad…; la verdad que esta profesión nuestra es una carrera de fondo que requiere continua formación y renovación de tu forma de trabajo y de contemplar la realidad.

El año pasado, en un ejercicio de autoevaluación podríamos decir, me he dado cuenta de que cuando un pacientito llega a consulta, no sólo llega él o ella, sino que llega toda su situación familiar, sus vivencias en el cole o instituto, su situación social, quienes llegan son personitas que sin ser los responsables de la decisión de venir traen con ellos una mochila llena de emociones y experiencias. Así que decidí formarme en cursos especializados sobre terapia familiar en la infancia y adolescencia, y ahora no concibo mi trabajo sin tener en cuenta y hacer participe a toda la familia de los menores, así como sus entornos más directos como es el contexto educativo. Creo firmemente que sólo con un trabajo codo a codo, en equipo, podemos propiciar el bienestar emocional de nuestros pacientitos y sus familias y que, en la gran mayoría de ocasiones he podido observar que el motivo de consulta principal sólo es un pico de un iceberg que encierra muchos otros conflictos internos y enmascarados, que es necesario abordar.

En cuanto a mi metodología de trabajo el juego y la creatividad son las herramientas que, como niños, más nos pueden ayudar a exteriorizar situaciones y volcar nuestra realidad emocional sobre un dibujo, teatros con legos, figuras de animales… Por ello, trabajo en base a ellos y siempre apoyándome en cuentos, videos que nos ayuden a proyectar, estrategias que nos ayuden a gestionar nuestras emociones, pautas de conducta con las familias y, lo más importante, promover la creación de un entorno de seguridad y confianza con los pequeños, la creación de un vínculo de apego y seguridad es vital en el trabajo con niños/as y adolescentes.

Mis enfoques terapéuticos se basan en técnicas cognitivo-conductuales, teoría del apego y terapia familiar sistémica.